solitario, mira hacia la ausencia (1953)

 

VOLVEREMOS EN OTOÑO

Por la noche, de nuevo por la noche solitaria,
vuelves trayéndonos callado
las cosas sepultadas, de nuevo tú regresas,
y escucho los adioses, los barcos, las despedidas.
¡Vuelve, vuelve, noche apacible,
reclínate a mi lado, mientras afuera el viento
arde con las memorias! ¡Oh juventud siempre herida,
herida de amor abandonado, mira cómo el viento
regresa trayéndonos la muerte de los días,
y abril sobre la tierra regresa y aparece
el humo sobre el aire: los suaves resplandores
de las nubes deshechas alejan la alegría!

Ha vuelto abril, abril ha regresado
y el río arrastra todo. ¿Dónde llevas las vidas,
dónde llevas las vidas de los hombres, adónde
lanzas sus cuerpos? Río, río maldito,
abril te ata y lanza sobre los corazones
de los hombres que duermen.

Ahora, cuando las cosas retornan;
cuando las bocas muerden la amargura sedienta
que el amor ha dejado, oh viejo abril
de las partidas, de los enamorados, de los amantes fieles,
viejo abril, he regresado a mi casa
a escuchar los aullidos de tu viento de otoño,
mientras, tendido, escucho el ruido de los trenes
que pasan hacia el sur, y la lluvia deshecha
llega con boca insomne y solitaria.

Y ahora he vuelto, he vuelto como todos
los que en otoño vuelven, como todos
los que traen el regreso entre las manos,
porque en otoño todo el mundo regresa,
y abril está sentado sobre las puertas de la tierra
esperando a los hombres: todas, todas
las vivientes angustias de la tierra retornan,
y yo también he vuelto y ha vuelto abril de nuevo.
¡Oh juventud ausente!, ¿volverás tú también?

¿Acaso no te había visto antes, acaso
no acompañaste el hondo frenesí de la sangre?
¿Acaso no guiaste el corazón deshecho
por el gusano ardiente que lo devora todo?
¿No me llevaste un día para alcanzar sediento
la promesa de carne transparente?
¿Acaso no desgarraste, con varias primaveras,
las manos, los ojos, y quedaba
entre los huesos un deseo que huía?
¿Volverás tú también otra vez, como entonces,
a asesinar los sueños, a verter
el lascivo relámpago sobre una tierra estéril?
¿Volverás tú también, oh juventud ardiente,
a subir a las colinas en las horas secretas
de las tardes lejanas? ¿Volverás a cantar
en los trenes, en las calles oscuras de los vicios?
¿Volverás a escuchar las risas desoladas
y profundas de mujeres blancamente carnales,
mientras el aire trae el acento a la muerte
y retorna la cálida promesa
del deseo en los labios de alguna primavera?

Porque has vuelto, porque hemos vuelto
a los lugares amados, porque todos volveremos en otoño
a los seres que quisimos, porque has vuelto,
oh viejo otoño; porque has regresado, oh dura amante,
déjanos descansar de nuevo ahora que el regreso
trae para nosotros las promesas gloriosas
que a otras tierras llevamos. ¡Oh viejo recostado
sobre las puertas de la tierra!, hemos vuelto
con las bocas amargas para encontrar de nuevo
que todo estaba igual, que nada ha cambiado,
que no hemos envejecido. Y yo también he vuelto
y ha vuelto abril de nuevo. ¡Oh juventud ausente!,
¿volverás tú también?

 

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