noches
(1976)
EL OLMO
Brillante es el silencio
del agua subterránea
después de la
tormenta: resplandece el acanto
bajo la lluvia. Muros
blancos guardan la tierra
que yo fundé,
y el olmo que conmigo envejece
bajo las mismas lunas
de otros años me dice
que no en vano ha pasado
el río por nosotros.
Durante todo el día
pensé si esto era un sueño.
O una forma del sueño
sin salir de sus puertas
marfileñas.
Los ojos son estrellas: recuerdan
constelaciones mías
que olvidé en el destierro.
¿Cómo pude dejarlas?
De aquéllas son mis huesos.
No sólo de tierra
vive el hombre en esta vida
sino de todo árbol
del cielo de su tierra.
Verde es la oscuridad
que los minutos rasgan
y las sábanas
oyen. Se ha levantado el viento
en la noche. Las nubes
entraron en la casa
y en el olmo dormido.
¿Acaso me llamaste
otra vez en las noches?
Me levanto: el jardín
dobló su oscuridad
triplicando el silencio.
Yo fui el que me llamó.
Y me escucho allá lejos.
Detrás de aquellos
lirios se adivina la nieve
de las montañas
solas. Durante todo el día
pensaba en ti,
mi tierra, con mi cuerpo de tierra,
mientras la lluvia
acerca lo que estaba perdido,
y los cielos murmuran.
Helados son los años
de estas noches, sagradas
sus raíces: con ellas
el sol entró
otra vez en el tronco del olmo.
Cuántas veces
me dije si esta tierra era mía,
mío mi nacimiento:
si será mía la muerte
que me toque en el
juego, si su carta es lanzada
mañana en el
pasado y no la ven mis ojos
mientras escribo ahora.
Alguien me toca el hombro
y señala mi
mano de medianoche: tú
serás el que
escriba por mí, y yo seré el otro.
Aquí está
mi país bajo los pies del mundo,
no allá donde
estuvo mi sangre, si la sangre
pudiera rescatar a
mis antepasados.
Aquí nací,
y no allí, aunque otro mar me llame:
las olas de ese norte
que vieron mis abuelos
y que en mi sueño
vuelven. He de morir aquí,
perdida mi memoria,
en tierra de mi tierra.
Silencio, y ya no
estoy: me vuelvo a sentir solo
bajo el sello lunar
y el ruido de mis pasos
que de mí mismo
me abandonan: mañana
tú estarás
en el centro del jardín, y en la noche
yo tocaré tus
ramas, olmo que permaneces
cuando me llames
sin que pueda responderte.
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